Una grafitera en Afganistán.
Es la única mujer que hace grafitis en Afganistán y una de los contados
jóvenes que se dedican a ese arte en Kabul. En la capital hay kilómetros
de muros de hormigón que sirven de protección ante posibles atentados a
embajadas, ministerios y bases militares, y que podrían ser la panacea
de cualquier artista del espray. El problema es que «la gente en
Afganistán no entiende los grafitis», lamenta Shamsia Hassani. O sea, no
le entra en la cabeza que alguien pinte paredes en la calle, y menos
aún que lo haga una mujer. Shamsia tiene talento, decisión, buenas ideas
y aerosoles de colores, pero le falta dónde pintar. Busca
desesperadamente una pared.
La joven, de 24 años, se introdujo en el mundo del grafiti hace tan sólo
un año y medio, cuando el grupo Combat Communications hizo un taller en
Kabul que la dejó fascinada. «Yo siempre había pintado con un pincel
sobre un lienzo, y al principio me resultaba imposible dibujar sobre una
superficie tan grande», recuerda la chica, que nació en Irán en el seno
de una familia de refugiados afganos, y no pudo hacer realidad su sueño
de cursar estudios universitarios de bellas artes hasta que regresó a
Kabul hace siete años. «En Teherán los refugiados afganos no podíamos
hacer esa carrera. Había pocas plazas y todas estaban reservadas para
los iraníes», se queja. A cambio estudió contabilidad, que nada tenía
que ver con el arte, pero al menos le sirvió para conseguir agilidad
mental. Sus ideas hacen pensar.
En sus grafitis suele pintar mujeres con burka que después envuelve con
burbujas. «Son como peces. Las burbujas simbolizan las palabras que las
mujeres querrían decir y no dicen, porque en Afganistán no se les da
voz», explica. Shamsia también cree que las mujeres y las víctimas de la
guerra en Afganistán son como peces muertos en un río, que flotan sin
rumbo mientras el resto de la sociedad fluye.
«Dudo encontrar un hombre en Afganistán que me comprenda», augura
Shamsia, que prevé quedarse soltera porque, dice, «soy una chica
diferente». Ya ha pintado las paredes del patio de su casa, también ha
dibujado mujeres con burka en las ruinas del antiguo centro cultural
ruso en Kabul, el año pasado participó en el festival Wash de arte
social en Alemania, y ahora hace grafitis sobre fotografías. A falta de
una pared, pinta con acuarelas fotografías de lugares donde le gustaría
hacer un grafiti. «Después las escaneo y el grafiti parece real»,
comenta. Quien no se conforma es porque no quiere.
Referencia http://lacajitafeliz1.blogspot.com.es/2012/05/una-grafitera-en-afganistan.html
@anaolema
1 ¿que tu crees?:
Interesante y emotivo porque se trata de una mujer que en un medio opresivo a su sexo busca la libertad de expresión.
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