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Mi amiga Lizabel Mónica, publica en su blog, una dura réplica a mi opinión publicada ayer, acerca de probables pronósticos, y algunas ideas que tengo sobre la ¿revolución dentro de la Revolución? ¿Un socialismo democrático?Agradezco a Lizi, sus palabras, primero que todo, por la sinceridad y valentía con que las escribió, y también, porque esto fortalece más nuestra amistad: aceptar y respetar nuestras posibles diferencias de criterios.
(Jaad)
Jorge Alberto Aguiar escribe un post sobre el presumible futuro de Cuba bajo Raúl Castro. He aquí mi respuesta (abajo el post citado).
Jorge, no estoy de acuerdo para nada con tu análisis. No se trata tanto de lo que dices sino de cómo lo dices. Claro que, una vez que avanza el texto, el engarce entre lenguaje e ideas se hace mayor, visible.
Me sumo por unos instantes a la tarea de "reflexionar, especular, tirar las cartas, acerca del caso cubano". Intentaré hacerlo sin "subjetividad" y sin "ignorancia", aunque no veo del todo posible esto en el marco de un terreno meramente especulativo, procuraré conservar el juicio y la "objetividad" en el tarot cubano; agrego a la receta unas gotas de sana ironía. (La ironía conjura otro vicios aún mayores, como por ejemplo, el exceso de seriedad; no hablo de un artículo serio, sino de una seriedad excesiva, ampulosa, que suele llevar de la mano el comprensible efecto hilarante de los lectores, o la no menos hilarante --si bien es cierto que tras un segundo de rabiosa perturbación-- confusión de los sentidos.)
Los "logros" del "socialismo raulista", que enumeras con valentía, no son ciertamente tales. No sé si será la distancia la que te nubla la perspectiva. Transporte, puede que sí, con la importación de ómnibus chinos mejoró la circulación urbana, pero ¿comida? Por más qué le doy vueltas buscando la posible causa real que te lleve a predecir esto no la encuentro. Tampoco encuentro la causa relacionada con la mejora que mencionas en salud pública o educación, a no ser por las meriendas escolares, esta va de mal en peor con los "maestros emergentes", niños disfrazados de instructores, que necesitan más educación de la que pueden ofrecer y las teleclases, que ni remotamente puede pensarse sustituyen con eficiencia la instrucción personalizada y la intercomunicación necesaria maestro-alumno. Hace mucho tiempo que se extraña por aquí eso que llamamos educación, sea pública o privada. Tampoco ayuda el intento de graduar tantas amas de casa como sea posible y llevar a la universidad a través del servicio militar obligatorio o a través de la reclutación militar de hombres y mujeres con la promesa de estudios universitarios. La decadencia de los estudios superiores es tal que muchos son los que se cuestionan la relevancia de estos más allá de nuestras fronteras.
Pero pasemos al segundo punto de tu post. Hablas de "espacios de libertad controlada" y te refieres a ello con la extraordinariamente amable frase --tan amable como contradictoria-- de "disidencia revolucionaria, como fuerza dialéctica". Fuerza dialéctica, libertad controlada... ¿Quieres decir "Dentro de la revolución todo, fuera de la revolución, nada"...? Me asusta pensar, por un lado, cuantos cabemos en ese "fuera" y cuáles son las implicaciones de ese "nada". Me asusta, como ha asustado a tantos antes, y como ha de asustar a tantos luego y mientras nosotros dialogamos a través de una Internet imposible donde las páginas que el gobierno desea mantener lejos de nuestras vista sencillamente "no bajan" y la gran mayoría no sabe lo que es ni ha visto nunca un buzón electrónico, no digamos una página web. Los pocos que contamos con Internet en La Habana (en provincia la Red de redes sencillamente no ha existido nunca) tememos que nuestro acceso a la red se convierta pronto en más de esa libertad controlada, convirtiéndose en algo parecido a lo que tienen los chinos (efectivamente, es de temer que de China se importe algo más que ómnibus urbanos), cuyos ciberdisidentes han de bloggear en clave, hablando literalmente, porque Internet abunda, pero abunda también la censura y la represión.
Algo más que me llama la atención en tu post: se repite la fórmula, al referirse a los buenos vaticinios, del "quizá demore unos años más..." Tu incertidumbre al respecto "quizá" sólo tenga apariencia de certeza. Otro asombro:
"No habrá revuelta popular porque mucha gente, la mayoría, apoya a la Revolución.
Los ciudadanos, estén convencidos o no, opten por el sistema actual o lo rechacen, estén adoctrinados, o existan miedos (que son muchos y de diversos tipos), estén o no anestesiados por la desinformación o la "educación política", o incluso, por todo lo anterior, en una mezcla confusa (o no), pero rentable en términos políticos, y por ello mismo, capaz de crear de una manera u otra, ese potencial y subjetividad revolucionarias (que tanto se subestima cuando se habla o debate de los posibles cambios en Cuba), sea como sea, los ciudadanos, el pueblo (y no podemos obviar el fenómeno de la masa, que actuará a la orden precisa), por todo lo anterior, sea de una manera u otra, existe un conjunto de causas y factores que no hará posible revuelta popular alguna."
El segundo párrafo no apoya la afirmación primera, pero aparece en tu post como una suerte de argumento explicativo de esta. Del segundo párrafo puede deducirse que los ciudadanos "están adoctrinados", unos "optan" y otros "rechazan el sistema actual", "o incluso, por todo lo anterior, en una mezcla confusa (o no) [vaya, que eres tú el que se pone confuso], pero rentable en términos políticos". Además dices que "no podemos obviar el fenómeno de la masa, que actuará a la orden precisa". No estamos hablando entonces de un apoyo, "la mayoría", que no se ve en este segundo párrafo más que sumando los distintos conjuntos, no "apoya a la Revolución" sino que es susceptible de ser coaccionada por esta, lo que difiere bastante del apoyo, y no deja tan a las claras la hipótesis de que no habrá un cambio de dirección popular, diríamos por ejemplo una revuelta, de darse ciertas condiciones. Más allá de este razonamiento, ¿habrá revuelta o no? Quién puede decirlo, aunque la balanza tire más para el lado contrario; nuestro régimen se ha especializado en llegar a constituir una coacción cuyo peso sobre la población es siempre mayor que su descontento.
Es bueno eso de tratar de tomarle el pulso a la realidad cubana, pero hay que tener en cuenta que este es un pulso alterado, cuyo latido va en crechendo, acorde a la vida socioeconómica de estos últimos 50 años. Es el puso de alguien que probablemente ha pasado dos horas de pie en un hospital de urgencias, esperando por la atención médica --cuyo grueso ha emigrado en planes gubernamentales hacia otros países, como material humano de exportación, muchas veces hacia lugares de riesgo, siendo una de nuestras ramas económicas más productivas--, ya que todos los doctores y enfermeros disponibles están atendiendo el caso de un paciente que ha recibido una puñalada y se encuentra en estado grave; es el pulso de quien ha venido de una bodega o de una tienda, donde "han sacado detergente" o "papel sanitario, que está perdido". O el pulso de quien se ha bajado de un ómnibus, lleno de sudor suyo y ajeno, y para rematar ha estado media hora caminando bajo el sol en busca de un banco sin cola --no está en el centro y no hay cadecas o casas de cambio en la zona-- donde cambiar a "moneda convertible" la mitad de su sueldo en pesos cubanos para comprar un jabón, una botella de aceite de cocina y una frazada de limpiar pisos. Pero el más agitado de todos, él o la que pueda dar su brazo para tomar el pulso de la "realidad cubana" socialista, sería él o la que acaba de salir de una estación de policía, luego de tres horas de interrogatorio con un oficial de la Seguridad del Estado Cubano, todo por tener un blog independiente --esto es no impulsado por el gobierno en el centro de trabajo para hablar a favor de la Revolución-- o por haber hecho o dicho algo que disienta de la política oficial en un espacio gubernamental o no gubernamental, es decir, no auspiciado por el gobierno. Un espacio no gubernamental en Cuba a veces no lo es siquiera la casa particular de uno, cuyas regulaciones legales y de vivienda te impiden, por una parte, libertad de reunión a no ser que tu intención sea hacer una fiesta donde no se hable una palabra de política (pan y circo, esta fórmula parece que no envejecerá nunca), y por otra, vender o disponer de tu casa en tanto propiedad. El pulso de la realidad socialista es bien difícil de tomar, sin dudas, no obstante, te concedo una cosa:
“Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo” es sin dudas una frase a temer, digo, a tener en cuenta.
Lizabel Mónica
1 ¿que tu crees?:
Me parece muy bien replicar lo de Lizi. En mi propio block, puse un fragmento y el correspondiente enlace.
Nadie tiene la verdad, y para eso está el debate, sin orgullos ni aferramientos ni vanidad.
Cualquiera puede (y debe) equivocarse.
Sólo una aclaración: fue todo lo mío a manera de pronósticos, de intentar describir posibles síntomas, nunca, pero nunca, mi texto fue la expresión de mis deseos.
Abrazos.
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