Estaba allí sentado y no podía creer aquello, todos se vestían igual y fumaban como locos, de lo que si estaba creído era de lo hijos de puta que eran todos, o iban a serlo. Primero lo primero, decir donde estaba. En una escuela preuniversitario tipo beca en el campo, donde mas? en el patio en un banco, esperando a que me dijeran donde seria que iba a dormir el próximo año y suponían que dos mas.
Estaba vestido como ellos y desesperado por fumar yo también, desesperado seria la palabra correcta, no paraban en mi cabeza las historias y los cuentos de las chiquitas en el pre en el campo, que siempre quieren singar, pero tuve que desesperarme por otra cosa.
Un personaje de esos que están en la esquina con teléfono al cinto y les brilla la boca y están limpios pero muy sucios a la vez , parece familia de la policía, de tipo escabroso, un seiko o mejor un rolex, ese mismo, ese que necesita mas dinero, ese del que no me olvido, ese que su nombre no conocí, a ese le decían ¨El Tigre¨ y tenia un poder en aquel lugar que parece que los cuentos eran pura mentira cuando se paró en el escenario y rugió como lo que era o es, no se si esta en Cuba, ojala y se haya ido, seguro, allí en el campo se hace dinero, dejando a los adolescentes en paz. Estaba muy interesado en hablar conmigo el tigre, el linterna dijo alguna voz, después supe de donde venia su poder y su nombre y su rugido. Vida Interna de un preuniversitario al campo, algo que implica sobre todo sexo seguro con vírgenes o casi vírgenes o lo que sean. Debía de tener como 38 o 40 años, la edad perfecta para liderar la tribu de adolescentes descarrilados para guiarlos por el buen camino del miedo, la mentira y la imposición de la fuerza y el poder.
No voy a echar más candela y voy al primer dialogo con el:
El tigre- niño, si tu mismo, tu eres rockero? Pareces un mariconcito con el pelito ese. Mira coge la llave de mi cuarto abre la segunda gaveta de mi buró, allí están mis tijeras para pelarte o mejor espérame allí que voy enseguida.
Yo- todos están ahí mirándome que no se que decir, mejor me quedo callado y cojo la llave.
Así mismo, me fui derechito a su cuarto con la primera idea malsana de mi vida en la cabeza y yo que creía en cuentos, deje la llave metida en la cerradura me fui a la litera donde tenia mi cama, me acosté, cerré los ojos y desarrolle esa idea y me gusto mucho y la voy a contar. Es corta.
Pase un poco de trabajo para abrir, cuando entre todo estaba impecablemente organizado, sus tijeras estaban encima de la mesa y no donde había dicho, ni me moleste en buscarlas, entró casi detrás de mi y me toco el pelo en la nuca y al momento sentí eso duro detrás de mi en la espalda, mi estatura era de enano. Ahora te voy a hacer hombrecito.
Sentí todo, entró tan suave. Estaba solo.
Ahí esta El tigre con su camisa llena de sangre y lo peor es que sigue saliendo y están tocando fuerte a la puerta pero no les voy a abrir, van a tener que romperla.
El otro personaje parecía un administrador de un agro, con un poco de tierra en su ropa deportiva y sus adidas o mejor reebok, también le brillaba la boca cuando hablaba desde el escenario y también hacia dinero. Tampoco sabía su nombre. El me despertaba por las mañanas, mejor dicho el día antes, porque a las 6 de la mañana no es nuevo día para mí ni mucho menos mañana para nada, eso es hora de soñar y volar. Lo hacia como mandaban sus músculos y su gran estatura, levantando la cama de hierro a un metro de altura y dejándola caer sobre el piso de granito.
De ahí su nombre ¨El Cabilla¨ en honor al material de estas literas, debía tener unos 30 o 32 años suponía yo. Tenía una novia que casi no cabía dentro del uniforme. Ser productivo de estas escuelas debe dar motivos suficientes de superioridad y grandeza, seguro que tampoco esta en Cuba.
Me caía bien pero también hable con el.
El Cabilla- oye mariconcito dormilón levántate que tienes que ganarte la comida. Esto es para hombres.
Yo- pienso en sacarle su certificado medico, que es mío pero el lo necesita mas que yo y por eso se lo traigo todas las semanas, después de comer algo por la mañana me volví a inspirar, esto estaba pasando muy seguido.
Lo encontré en el baño, el tubo perfecto, zinc galvanizado desgarrado en un extremo por el oxido. Ahí lo deje, salía mucha sangre y tampoco había nadie.
Tenía 15 años y estaba en el deber de salir de allí cuanto antes, duró un año y bastó para llenar mi cabeza de esto, había que parar. Hubo más héroes.
3 ¿que tu crees?:
Muy buen cuento. La supervivencia diría yo.
Yo apuesto que esto no es un cuento.
Puede que no.
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