Tomado de Angeles Disidentes
A esos niños que se cansaron de ver a sus padres cargando cubos de agua por las escaleras de sus edificios, y que luego vieron a sus madres cocinando en las inventadas cocinas de luz brillantes hechas con cabillas.
A esa generación que les toco como maestro primario un adolescente de 17 anos, resultado de uno mas de los invento de “quien tu sabe” de fabricar Maestros Emergentes o Instantáneos.
Es aquella generación, que en la oscura noche de apagón, se canso de oír la conga que desbordaba las calles de la Habana cantando al compás de la música, producida por el redoblar de las cucharas sobre las cazuelas vacías, en acto de protesta contra el hambre. Por ejemplo en el Fanguito (ciudadela que bordea el río Almendares en la zona correspondiente al Vedado Habanero).
La generación que tomo el Polivit que repartía el medico de la familia, como sustituto de un verdadero pedazo de carne. La generación que de parvulitos a penas “vio gatos”, porque el felino animal por poco cae en extinción en las barreadas de la Habana.
La generación que nunca supo de niño, lo que era un dólar, pues tener un dólar era igual que caer en las rejas de una cárcel. Por aquel entonces, un dólar americano costaba 105 pesos cubanos y yo solo ganaba 5 dólares al mes a pesar de ser medico.
A la generación que nació cuando no habían ni siquiera los “camellos” (transporte popular) y las calles de la Habana solo eran ruedas de bicicletas, bici taxis, carriolas y “chivichanas”.
A esa generación que nunca tuvo Reyes Magos entre los anos 90 y 93, ni siquiera el “sorteo de los juguetes” que ocurrió entre los anos 60-70, y que se tuvo que conformar con una escopeta de madera, un tira flechas artesanal y una muñeca de trapos que sus abuelos les inventaban, sin embargo esta generación no se canso de gritar frente un bello juguete que se vendía en las famosas tiendas de recaudación de divisas, poniendo en crisis a sus padres delante de todo el publico por no tener divisas para comprárselos, sin poderles hacer entender que esos juguetes solo eran una triste realidad que no les tocaba por la libreta.
A esa generación, que nunca conoció de niños “la mantequilla Matilda”, y que por carne solo probo el picadillo de “soja”. A esa generación, que solo tomo leche (en polvo) hasta los 7 anos, muchos al llegar a los 7 lloraban al despertarse “por su lechita” que ya no existía, y los padres corrían a comprársela al bodeguero a través del mercado negro.
A esa generación cuyos dulces eran los famosos turrones de Cerelax y un cake de las madres que podría servir para repellar las paredes y balcones de la Habana Vieja. A esa generación de niños que creció jugando al Futbol en lugar de la pelota, y que usaba para jugar en la calles, unos tenis viejos entizados con esparadrapo.
A esa generación que un día durante el primer domingo de visita en su escuela al campo, sorprendió a sus padres y maestros porque entraron a los autos y guaguas de los visitantes primeros que ellos. Luego dijeron a sus padres y a sus profesores en sus “caras” que se iban a su casa porque aquello era “una mierda”. Con el mayor valor del mundo y que para sorpresa de nosotros NUNCA sufrieron represalias, en esa generación tuvo que desaparecer la famosa “escuela al campo”.
A esa generación que paso su secundaria básica con “chupa meaos” en lugar zapatos escolares en sus pies y que aprendió a bordarse y coserse sus ropas. Esa generación que hoy invade los sitios de Facebook desde Cuba, y que busca sin barreras, los caminos libres de Internet, esa generación se sabe libre en su propia existencia, porque reniega del discurso aprendido, por la triste realidad aprendida de sus vida.
A esa generación que hoy se niega al matrimonio y a tener hijos y busca su futuro en la lejanía.
Esa generación que vio a los nietos de Raúl Castro e hijos de Mariela jugando a manejar preciosos cochecitos con motor que ellos conducían a su antojo en los portales y alrededores del edificio de Zapata y 26 donde vivían, cuidados por los agentes de la seguridad del estado para que ningún otro niños se les acercara.
Esa generación es rebelde y bien distinta a las domesticas generaciones que les precedieron.
A Ustedes “la nueva generación” que son los llamados al “cambio”: “Bienvenidos en su futuro” se merecen y tendrán un futuro mejor, ustedes nunca serán el “hombre nuevo” que intento domesticar “quien tu sabes”, ustedes serán los hombre íntegros, quienes concibieron emocionalmente las “llamas del socialismo o del infierno” y por eso son los llamados a crear una sociedad democrática para que sus hijos puedan nacer dentro de una sociedad, donde no sufran lo que ustedes y sus padres sufrieron durante décadas perdidas en la Nada Cotidiana.
Recuerden siempre:
“la sociedad que domestica a sus hombres conquista su paz pero pierde su futuro”.
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