Han puesto un cartel.

Lamento profundamente que la imagen del cartel no tenga mayor calidad, la tomé un minuto antes de convencerme completamente de que se me jodió la cámara fotográfica… me he quedado encuera.

Explico, la imagen es la de un balcón muy cercano al lugar donde vivo actualmente y el cartel dice: “(algo que no leí porque había mucho viento)… ABAJO ZAPATERO”.

Cuando digo muy cercano, me refiero incluso al mismo piso en que vivo, casi la puerta junto a la mía.

Está colgado con total desfachatez, de cara a la calle, las personas, el tráfico y cualquier agente de la ley que se sirva pasar por aquí.

No se como describir mis emociones cuando lo vi. Fue una mezcla de (muy al principio y momentáneamente) incredulidad, asombro, alegría, admiración y hasta un poco de envidia.

La incredulidad y asombro se debe a mi total falta de costumbre con respecto a cualquier cartel contestatario en público y en un lugar que haga evidente al autor o simpatizante del mismo.

Alegría y admiración por la libertad de expresión de la que se goza en países con democracia (faltarán otras cosas, pero libertad de expresión hay).

Un poco de envidia al no poder hacer esto en mi país sin represalias.

Aún no he escuchado ningún tropelaje, ni allanamiento de morada, ni detención ni nada de nada en esa casa.

Dudo que por poner un cartel en detracción del presidente del país vayan a investigar, detener y/o interrogar (como mínimo) al que lo puso.

Prueba a poner un cartelito de ABAJO FIDEL en tu balcón; en Cuba. A ver cuanto te dura… y que tiempo demora el G-2 de la estación a tu casa.

Esto me trae a la mente una “discusión” que mantuve el otro día. La otra persona me decía que no me quedara solo con la información que decían algunas televisoras de Cuba. Que tenía que ver todos los puntos de vista. Que poco me conoce.

Esa persona daba por sentado que si no estoy de acuerdo con “aquello”, tengo que estar de acuerdo con “esto”, es como un fenómeno del tipo todo o nada.

Si no estás a favor de la revolución, pues debes ser fanático de Radio Martí y tragarte todo lo que dicen en cualquier cadena de televisión de Miami. Ellos deben ser como tus guías y das por sentado lo que dicen.

Me molesta muchísimo que piensen así, al menos respecto a mi.

Yo no estoy de acuerdo con la situación de Cuba, ni sus gobernantes ni su política ni su dictadura ni nada de nada. Pero tampoco defiendo el capitalismo tal cual es.

Nunca he dicho que en Cuba haya que instaurar el capitalismo, pero evidentemente, el socialismo-comunismo que tienen no sirve ni funciona.

Como siempre digo, yo no tengo la solución ni algo remotamente parecido a lo que se debe hacer en Cuba, yo solo sé lo que no quiero para mi país.

Para mi funciona, muchas veces saber lo que NO quieres es mucho más productivo que saber (o creer saber) lo que quieres. Me funciona y me gusta así.

A mi modo de ver, la humanidad no está preparada para el comunismo y cualquier intento que se haga derivará en eso, una dictadura y un régimen totalitario.

Como ha pasado en varios países… y al parecer quiere expandirse por América Latina.

Lo único que falta ahora, además de la pobreza y todos los males que aquejan esos pueblos es que vengan a venderles demagogia y encima pierdan algunas libertades y derechos civiles que aún mantienen.

Lo que me molesta es que me quieran meter en un grupo, en una categoría.

O revolucionaria, o gusana.

Incluso en la discusión con esa persona, le dije que hacía muy mal en dar por hecho que yo solo consultaba las noticias más sensacionalistas con respecto a la situación de Cuba y Venezuela, por citar ejemplos.

No es así, trato siempre de verlo desde varias ópticas y de ver lo que no dicen o no quieren decir.

Aún así, en cierto momento esa persona me pregunta muy alarmada (no concebía como yo no me incluía a mi misma en ninguna categoría): ¿pero si tu no eres revolucionaria, ni gusana; ni quieres socialismo, ni capitalismo, entonces qué tu eres?

Simplemente respondí: Yo soy Deya.