Según Wikipedia: “Un vecino es una persona que vive relativamente cerca de otra. En un sentido estricto es un término que se aplica a las personas cuyas casas están contiguas; en un sentido más amplio se aplica a los habitantes de un mismo barrio.”
Para cualquier cubano es mucho más. Un vecino puede ser, casi como de tu familia; o tu peor pesadilla.
Hoy voy a hablar de los vecinos que “acompañaron” mis últimos meses en Cuba.
Algunos de ellos me han visto crecer, y nos llevamos muy bien, guardando las distancias. Con otros mantengo un trato más lejano y “formal”, el saludo y poco más.
Hay algunos que ni eso, no me soportan y no lo disimulan.
Y eso me parece bien, no es obligatorio que todos nos caigan bien.
Lo que me parece bastante despreciable es lo que hicieron los inquilinos de la puerta contigua a la mía.
Son una familia de 5 creo recordar. Incluyendo 2 adolescentes gemelas.
Situémonos un poco en contexto. Durante el año precedente a mi salida de Cuba ya no estaba estudiando, tuve que dejar la universidad al comenzar 2do año, para que no me impidieran por esa vía salir del país.
Simplemente me dedicaba a realizar los trámites para mi salida y no mucho más.
Vivía sola, en un apartamento de 3 cuartos en el Vedado porque mis abuelos que son los propietarios pasan la mayoría del año en España.
Mi mamá y mi papá me daban un poco de dinero “cubano”, aunque en realidad el mayor peso de mi manutención lo soportaba mi tía enviándome 50 euros mensuales. Actualmente, viviendo en Europa con 50 euros mensuales no hago nada, pero en Cuba tener esa cantidad todos los meses es una gran tranquilidad, en mi caso lo era ya que soy joven, y no tengo mayores responsabilidades que las propias y mi supervivencia.
Entiendo que mi situación pudiera molestar a algunos, pero no me disculpo.
Para acabar de ganarme el afecto de mis queridos neighbors conocí a los chicos de Porno para Ricardo, a Claudio Fuentes, Claudia Cadelo, Lía Villares y rápidamente surgieron fuertes lazos entre nosotros. Me visitaban bastante a menudo, como yo a ellos.
Incluso algunos fines de semana después de los ensayos de los chicos y de salir un rato nos quedábamos todos en mi casa.
Otras veces poníamos música (por ejemplo el último disco de los PPR) a niveles de volumen no demasiado privados, pero si en los horarios “permitidos” para poner música alta.
En cuanto nos pasábamos un minuto nos tocaba la puerta algún compañerito de azul, alias policía diciendo que algún vecino había llamado por el ruido, ¿sería por el ruido o por el contenido de la música?
Curiosamente cuando la presidenta del CDR ponía los Van Van hasta las 4:00 am a nadie parecía molestarle, a pesar de que el volumen era mucho más alto y por la localización de su apartamento el ruido molestaba a más personas.
Pero esto no es con la presidenta del CDR, con ella intercambiaba saludos y no me llevaba mal.
Muchos vecinos (que conmigo no intercambiaban ni miradas) cuando mis abuelos regresaban a Cuba, los llamaban para contarles mi vida durante su ausencia, la verdad ¿cómo se enteraban? Algunos vivían en otros edificios y podía pasarme todo un mes sin coincidir con ellos al entrar o salir de la casa.
A lo que iba. En varias ocasiones estando en la cocina y al mirar hacia fuera veía a alguna de las gemelas o ambas a punto de caerse (es en un 4to piso) de tan inclinada que estaba para ver o escuchar lo que hacía y hablaba en mi cocina.
Lo mismo me sucedió varias veces al ir a tender la ropa, o a tirar un cigarro por el balcón, las sorprendía con casi la mitad del cuerpo fuera intentando escuchar sin ser vistas.
Otras veces no era a las gemelas a quienes sorprendía sino a su mamá-abuela-tía (no sé, no sé quien era, soy muy mala para deducir la edad) e incluso llegué a capturarla infraganti con el oído literalmente pegado a la puerta.
¡¡¡Por favor!!! ¡Señores un poco de privacidad es requerida!
¿Eso es lo que quieren enseñarles a sus hijos?
¿Esas serán las nuevas generaciones “revolucionarias”?
Me repugnan, me dan asco.
Ya sea por mera curiosidad o por estar literalmente espiándome a mi y a quienes me visitaban.
No me importa si lo hacían porque era su trabajo o por estar presionados… los sigo considerando igual de baja calaña.
A esto le sumo las dudosas condiciones en que llegaron a la casa, ya que pertenecía (pertenecía no, perdón) era habitada por una señora que salió del país en una misión religiosa y nunca regresó y pasó muchísimo tiempo clausurada (con cinta y sello oficial en la puerta incluida).
Solo pregunto… “retórica y sarcásticamente” ¿a quienes le otorga la dictadura el favor de una vivienda habitable y decente…?
¿alguna vez una persona considerada de ideología “neutra o contraria” ha sido premiada de tal forma?
Saquen ustedes sus propias conclusiones.
4 ¿que tu crees?:
Muy acertada tu radiografia de los chivatos, chivantones, chivaticas y demas aves de corral castrista. Especialmente importante es tu cuestionamiento sobre como esos personajes se hacen con una casa, por medio de su labor chivatiente, según es evidente. Ahora estarán a la espera de tus abuelos a ver si les regalan shampoo o jabon, o quizas papel sanitario. Que a estas alturas la chivateria sea un modo de vida es lo mas sintomatico de la espiral de la decadencia en Cuba....
Ayer Luis Trápaga me contaba que en su adolescencia había leído un librito ruso -Cuentos de absurdo o algo así- y había uno que se llamaba "Lluvia de viejitas". El cuento decía: Había una viejita que era muy curiosa y se asomó a la ventana, sólo que demasiado y se cayó; entonces otra viejita desde otra ventana se asomó a su vez para ver qué pasaba, y así otra y otra hasta que se hizo difícil la circulación en la ciudad por la sucesión de viejitas que caían de lo alto...
Muy bueno el tema , segun tengo entendido este blog lo escriben varios , yo solo conosco a Deya pero es un placer leerlos , los invito a visitar el mio , tambien trata sobre cuba y cosas de la vida
Saludos
Mis problemas con los vecinos no fueron por politica aunque mi mama a veces le daba por no ir a votar y a mi abuela por no pagar el CDR. Mas bien era porque no eramos como ellos. Imaginate, tuve la desgracia de vivir toda mi vida en Alamar. Era como si mi propia existencia les causara algun dolor, desde que era chiquito. Ya en la secundaria mis amigos eran totalmente off-barrio y en la lenin y la universidad practicamente ni estaba en mi casa. Me parece que lo que los mataba era que no sabian nada de mi.
Por cierto, yo tambien hice hasta 2do año nada mas.
Saludos,
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